17 may 2012

Villa Crespo



(De Alberto Rodríguez Muñoz)

El Tiempo apura
la lerda tejeduría
del verano
con sus baratijas verdes
y verdes;
el paso imperceptible
y lento
de aguateros muertos,
fotografías de novias
de otras épocas;
el brillo obsceno
de iniciales de nombres olvidados
ante la mirada torcida de los viejos;
legendarios mendigos
de barbas de madera
y ojos madréporas
en las escalinatas de los bancos
viendo desfilar comparsas
y cortejos,
y la calle,
la jabalina de encendida punta
arrojada hacia el ocaso
ensangrentando los cielos,
las copas de los árboles,
las bombitas que cuelgan
aritméticas
por Villa Crespo.

Oh, esa fugaz fosforescencia
que hace tiritar a las viejas
e iluminan el caserío
por un rato
con luces de Bengala
y mustias oraciones
y resplandores
de fogatas de San Pedro.

Después
el baile del grillo
en las sartenes,
el piadoso olor a cebolla frita,
a láudano,
a pobreza
y a botas de conscripto.
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Imagen: Villa Crespo, antigua vista aérea donde se aprecia la Iglesia de San Bernardo (Tomada de fotomuseoargentino.com.ar)